¡Nos adentramos en una nueva serie de predicaciones sobre la Teología Reformada en nuestra iglesia! Comenzamos esta nueva serie con un sermón que coloca en el centro de todo el reino de Dios a aquel que es supremo: Dios mismo. Durante años, la Reforma Protestante nos recordó humildemente la necesidad de restituir a Dios a Su posición central y exaltada.
La iglesia y sus líderes no ocupan el lugar central en el evangelio, sino que solo Dios es merecedor de esa supremacía. Como bien proclamó el apóstol Pablo: «Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos, amén» (Romanos 11.36).
Te instamos a compartir este sermón con otros, y nos complacería recibir tus comentarios sobre cómo ha enriquecido tu vida espiritual. ¡Bienvenidos!