El pueblo de Dios se caracteriza por ser generoso. ¿Y por qué son generosos? porque son hijos de un Dios generoso. En la carta a los Filipenses, Pablo expresa una de las más grandes declaraciones que jamás alguien haya dicho: Mi Dios suplirá todas vuestras necesidades.
Si algo hemos entendido mal de este texto, es precisamente esto: Necesidades. Por alguna extraña razón hemos entendido «caprichos», o «deseos», cuando lo que Dios ha prometido es darnos lo que necesitamos (Mt. 6. 33 – 34) como también se nos deja en claro que esta provisión es en Cristo Jesús. No podemos pretender que Dios sea nuestro proveedor, cuando él no es nuestro Señor.
Acompáñanos en este nuevo sermón, donde nuestro Diácono, Tyrone Betancourt nos expone a través de la epístola de Filipenses, 4. 17 – 19, cómo Pablo nos enseña sobre la razón por la que el Pueblo de Dios es generoso, y también, sobre la generosidad de nuestro Dios. Comparte este sermón con otros, y sé de bendición para ellos también. ¿Y a ti, cuánto te ha edificado este sermón?