La verdadera paz y descanso solo se encuentran en Cristo Jesús, quien nos redime por Su gracia y misericordia. Su invitación a todos los pecadores sigue abierta, sin importar sus fallas y debilidades. Que todos aquellos que anhelan la paz eterna vengan a Jesús y entreguen sus vidas a Él.
Si conoces a alguien que aún no ha entregado su vida a Cristo, comparte este sermón con ellos.
Que Dios use este sermón para transformar sus corazones y llevarlos a la vida eterna.