
Una disciplina espiritual, que a pocos les interesa.
Cuando se trata de leer la Biblia, hay un factor común que los creyentes siempre ponen como excusa: EL TIEMPO.
Cuando se los exhorta por su descuido en esta disciplina espiritual, su respuesta suena básicamente así: «Pastor, créame que quiero, pero el tiempo no me da.», «hermano, le prometo, tengo tantas cosas que hacer, que el tiempo no me lo permite». A escuchar este tipo de respuestas, uno realmente podría llegar a pensar que está frente a un magnate, cuyo tiempo está dividido en la administración de 30 empresas, y literalmente, el tiempo no le alcanza. Pero rara vez eso es una realidad.
Lo curioso de todo esto, es que esas mismas personas quienes brindaron ese tipo de respuestas, en su gran mayoría, son los que están al día en cada nueva película, o nueva serie que lanza la plataforma de streaming del momento. Son ellas mismos las que, si se autoanalizan, pasan más de 3 horas diarias (si no, es más) en sus redes sociales viendo imágenes o videos de algún tipo.
Esto, lo único que demuestra es que, en realidad, el no leer las Escrituras no es por falta de tiempo, sino de interés. Son los intereses de cada persona los que los mueven a realizar actividades que revelan lo que hay en su corazón.
Pedro lo describe así en su primera carta de la siguiente manera: «deseen como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcan para salvación» (1 Pe. 2:2). La analogía es clara. Todo niño recién nacido tiene una prioridad: Desea la leche materna. La desea con todas sus fuerzas, llora, se angustia, se desespera por ella; así todo creyente que ha nacido por el Espíritu Santo debería de desear la Palabra de Dios.
Por lo tanto, queda demostrado que el que no leas las Escrituras, no es por falta de tiempo, sino por falta de interés.
Como iglesia, te exhortamos a que examines en dónde están tus prioridades, porque recuerda: donde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón. (Mt. 6:21)
Por esa razón, te animamos a que consideres poner en práctica esta disciplina espiritual que le hará tanto bien a tu alma. ¿No sabes cómo? nosotros te ayudamos. Descarga gratis aquí nuestro plan de lectura bíblica de un año, y cada día, disciplínate a ti mismo para la piedad. (1 Ti. 4:7)